Santander también puede ser una ciudad más verde, más sana y más humana. Esta fue la idea central que guio la charla del miércoles 4 de junio, titulada «Naturaleza en la ciudad: corredores verdes y parques en Santander», impartida por el arquitecto y urbanista Antonio Bezanilla. Con décadas de experiencia y compromiso con el urbanismo ecológico, Bezanilla hizo un recorrido por la evolución del pensamiento urbanístico en la ciudad, los avances alcanzados y los retos aún pendientes.
Desde los primeros debates sobre naturaleza y urbanismo en los años 80, promovidos por colectivos como ARCA, hasta la actual propuesta de modelo «Santander Habital Futuro», la charla repasó cómo ha ido madurando la visión de una ciudad más integrada con su entorno natural.
Uno de los ejes principales fue el modelo de los cinco corredores verdes, simbolizados como los cinco dedos de una mano, una idea que estructura el territorio de forma clara, accesible y conectada. Este enfoque plantea una transformación progresiva de Santander a partir de una lógica de proximidad: la “ciudad de los 15 minutos”, donde las personas tengan acceso cercano a zonas verdes, equipamientos y servicios básicos.
Bezanilla también hizo hincapié en los déficits del actual marco legal de planificación urbana, que sigue arrastrando normas de los años 50, poco flexibles y nada adaptadas a los desafíos del cambio climático y la sostenibilidad. Frente a ello, defendió la necesidad de una nueva cultura urbanística, basada en la regeneración, la participación ciudadana y la integración de la naturaleza como infraestructura esencial.
Durante la charla se presentaron ejemplos concretos de proyectos impulsados en Santander en esta línea, como el Parque de Las Llamas, los corredores verdes urbanos, la renaturalización de patios escolares, o la ampliación de zonas forestales dentro del entorno urbano.
El mensaje final fue claro: la ciudad debe dejar de crecer hacia fuera y empezar a crecer hacia dentro, aprovechando espacios degradados, conectando barrios con corredores peatonales y ciclistas, y generando una red verde que regenere el tejido urbano. Y todo ello con la participación activa de la ciudadanía, como ya se ha demostrado en anteriores experiencias.
En definitiva, una charla inspiradora, cargada de conocimiento técnico, sensibilidad ambiental y vocación transformadora. Porque imaginar una ciudad más verde no es utopía, es planificación con visión de futuro.